Oro
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En el año 2004 conozco al Dr. Samaniego. En ese entonces él era distribuidor de otra red de mercadeo e intentaba prospectarme a esa compañía. No me gustaba porque veía como él iba a la casa de los distribuidores a pesarlos, medirlos y encima le dejaba los productos en 2 pagos. En ese entonces él tenía un carrito rojo todo viejo, que se quedaba parado por todos lados y eso que tenía una posición alta en esa compañía. Un día se encuentra con el profesor Tamao que le presenta un producto, a él le interesó mucho el producto para consumirlo, pero no quería dejar lo que tenía. Allí es cuando me comentó que le gustaría comenzar otra oportunidad, pero no sabía cómo decirles a sus frontales que se iba a emprender algo nuevo. Yo le dije que, si dejaba su compañía para comenzar en serio esta nueva oportunidad, me comprometía a no dejarlo solo y trabajar con él en este proyecto y así lo hicimos.
Fueron momentos lindos para mí, porque yo no tenía trabajo fijo en ese momento y me apegué a este tipo de negocios, con la mentalidad que pasara lo que pasara, yo iba a triunfar y crear una estabilidad económica. Tuve muchos contratiempos ya que esta oportunidad estaba nueva en Panamá. Los cheques lo enviaban a través de DIO Ranny Marrero porque llegaban a Puerto Rico. Ya que en ese entonces no había internet, llamaba a Puerto Rico a Ivelisse, esposa de Ranny, a dictarle la orden por teléfono y si no me entendía, volver a repetirlo. Eran llamadas costosas. Con todas las dificultades, me apegué a esta oportunidad, porque yo veía que aquí se podían cumplir mis sueños. Este negocio ha trasformado mi vida. Desde ese entonces, soy una mujer diferente, con principios y valores éticos, una buena madre, hermana, hija, esposa y sobre todo, una mujer que ha inspirado a otros líderes dentro de la organización a luchar por sus sueños. Solo me resta decir que la clave para construir tu negocio exitoso está en creer en ti.